Medio siglo de neblina
no ha borrado la silueta
de aquel fraile de Goizueta,
Prefecto de disciplina.
Seco como la cecina,
duro como la palmeta,
cruce de monje y atleta,
terror de la estudiantina.
Como lo veo lo pinto :
siempre adusto, siempre tieso,
desde primero hasta quinto
me siguió como un sabueso,
pesadilla de mi instinto
de adolescente travieso.
Su retrato es bien sucinto:
Fray Eusebio : !Todo un hueso¿.
No hay comentarios:
Publicar un comentario