Marcilla, castillo en ruinas,
que a Sanz no le quita el sueño,
mostrenca mole sin dueño
llena de heces colombinas.
Sólo en fiestas pueblerinas
se usa su foso profundo
para un evento jocundo,
una rural olimpíada :
" El lanzamiento de azada",
la Horteríada del Mundo ".
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