jueves, 10 de noviembre de 2011

Boris Yeltsin y sus excesos etílicos.

Mirándole a la cara se adivina,
lo que es voz común entre la gente :
que se empapa de vodka el presidente,
que Boris en exceso el codo empina;
esa rojez vinácea de cantina
es prueba bien papable y fehaciente,
y por si aún no fuera suficiente,
a veces el lenguaje le patina.
Comprendo su afición : es muy pesada
la carga de salvar del pesimismo
a su patria, maltrecha y desolada
por la zarpa brutal del comunismo ;
ante tanta tensión acumulada,
el más sobrio, tal vez, haría lo mismo.

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