martes, 15 de noviembre de 2011

Avesta

En diez mil pieles de buey
dicen fue escrito el AVESTA,
una hecatombe fue ésta
con todas las de la ley.
El macedónico rey,
en poco helénico gesto
y adelantándose en esto
a la Inquisición artera,
echó el Avesta a la hoguera,
sin leerlo, por supuesto.
Pero aunque la letra arde,
nunca arde la memoria
y de aquella pira ustoria
surgió seis siglos más tarde,
Zaratrusta, que dios guarde,
del Zend Avesta escribano,
que, imitando al dios cristiano,
glorioso resucitó
y su mensaje llegó
hasta el tiempo nietscheano.

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