viernes, 3 de febrero de 2012

Muere mi padre. Yo tenía cinco años.

La mitad de mi alma es hospiciana:
Medio huérfano fui: perdí al amigo,
perdí al padre y su sombra yo aún persigo
desde aquella traumática mañana.
!Qué brutal, qué amputante, qué inhumana
fue la Muerte llamando a mi postigo¡
!Con qué saña precoz arrancó el trigo
cuando justo asomaba en la besana¡
Clavada está indeleble en mi retina
una caja de muertos y en el fondo,
inmóvil, una máscara de harina...
y un llanto general y un llanto hondo
y un llanto de orfandad que no termina,
y la niebla invernal en el trasfondo. 

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