No pensó por un momento
que podía estar errado;
ni jamás se vio en pecado
ni sintió remordimiento.
Se sentía el enviado,
el inflexible instrumento
para limpiar con tormento
la Fe en el Crucificado.
!Qué cómitre más capaz
se perdieron las galeras¡
Yo creo en mi fuero interno
que ahora es diablo capataz
de la Sección de Calderas
del Infierno
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