En su huida a Medina, Mahoma, el mecano,
pastando vio a un cerdo de rico jamón
y, presa de antojo en gazuza rayano,
mandó a su criado cazar al lechón.
En viendo el cochino acercarse al humano
con mala mirada y peor intención,
huyó como el alma que lleva Cachano
y no hubo manera de darle aprensión.
Furioso el Profeta de verse burlado,
soltó imprecaciones muy raras en él:
" ! Maldita tu estirpe, cochino malvado;
desde hoy sea tu estirpe tabú para el fiel;
de tu carne impura quien pruebe bocado
será castigado con muerte cruel ¡ "
( Si tienen los moros el cerdo vedado,
la culpa es entera del " jalufo " aquel ).
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