viernes, 16 de diciembre de 2011

Butragueño

Fecundado del balón,
parió el monte madrileño
un ridículo balón
que se llamó Butragueño.
Nunca un héroe más pequeño
tuvo más admiración,
nunca la exageración
tuvo abono más taifeño.
y es que Madrid sin un dios
fea al espejo se mira
y de un ídolo va en pos,
aunque sea de mentira:
Madrid necesita un dios
como el aire que respira.

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