viernes, 7 de octubre de 2011

W.Churchill


Penúltimo resplandor,
de un Imperio en agonía,
de una Patria que se hendía
genial aglutinador;
carismático pastor
de una larga travesía,
cumplió lo que prometía:
"sangre, lágrimas, sudor".
Con su silueta risueña
y su habano indefectible
y su moral berroqueña
y su voz inconfundible,
desde el pasado os enseña
que el futuro aún es posible.

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