lunes, 31 de octubre de 2011

El murciélago

Sale a pastar la sombra selenita,
ciego con su radar de lazarillo,
chusco invento de ave en ratoncillo
de versatilidad casi infinita.
Para amar al murciélago que habita
nuestra cueva infantil, como un diablillo,
haya que hacerse poeta o ser chiquillo
o poseer un alma troglodita.
Quizás por ser noctámbulo y cetrino,
! qué pocos ven en él algún encanto,
tan lejos del baremo colombino¡
Mensajero torcaz de Radamanto,
si acaso como Dios el Diablo es trino
un murciélago es su Espíritu Santo.



No hay comentarios:

Publicar un comentario